Adolescencia

La adolescencia es una etapa que históricamente ha estado estigmatizada. Una etapa llena de cambios, tanto para los familiares del adolescente como para el propio adolescente, difíciles de gestionar.

Des de mi experiencia personal y profesional, tenemos dos tipos de familiares. Los que siguen pensando que el adolescente es pequeño y no lo sueltan. Y los que consideran que ya son mayores y que pueden andar solos por la vida como si fueran adultos. También hay familias que según la situación lo tratan como a un niño pequeño o como a un adulto. El arte de acompañar al adolescente es muy difícil. Soltar estando a su lado para poder acompañarle en todos los momentos difíciles que se va a encontrar. A veces, me imagino cuando son pequeños y empiezan a caminar. Los adultos colocamos nuestros brazos o nuestras manos al lado para que les sirvan de agarre si sienten que se van a caer. Pues imaginaros eso, pero en la adolescencia. Estar, sin estar. Controlar, sin controlar. Ayudar solo cuando te lo piden. Apretar los dientes fuertes cuando ves que, quizás la decisión que toma no es la que consideras mejor, pero no decir nada. Permitir que ellos vivan su propia vida.

Los adolescentes también sufren cambios muy importantes. A nivel físico se encuentran con cambios corporales que no siempre son fáciles de aceptar. Además, de los cambios fisiológicos. Cambian también las formas de relacionarse entre ellos. La mirada de amigo en algunas situaciones cambia tanto hacia una mirada de rivalidad como a una mirada de complicidad, e incluso, una mirada sexual.

Les cambian los gustos. Quizás llevan haciendo una determinada actividad extraescolar durante muchos años y de un día para otro ya no les interesa. Esto sucede incluso con los alimentos. La mejor comida del mundo pasa a ser la más odiada. Para la mayoría de ellos, su relación más importante en estos momentos son los amigos. Hay una necesidad enorme de esta relación social. Mientras que, los padres, hermanos y resto de familiares pasan a un segundo plano. A veces, incluso les molestan.

Como veis es una etapa de cambios para todos los componentes de una familia. Una etapa en la que es todavía más importante estar atento a estos cambios para poder responder a estos de forma consciente. Si no, como padres nos dejamos llevar por la respuesta que ya teníamos anteriormente, la respuesta que hemos tenido en nuestra adolescencia o la reacción impulsiva. Observar si como respondemos, es como realmente queremos responder es importante para construir una buena relación padres-adolescentes.

Es importante darnos cuenta además que, como adultos, influenciamos en como se van a comportar nuestros adolescentes. Ayudamos a la construcción de sus patrones de respuesta en un momento de cambios estructurales importantes en el cerebro del adolescente.

Desde Con Plena Conciencia te invitamos a que reflexiones sobre todo esto. Crear un clima familiar distendido y calmado es clave para poder fomentar una relación de comunicación consciente con tu hijx. Debemos acordar los límites, no imponerlos. Explicando las razones que nos llevan a establecerlos. De nuevo, no debemos imponer cuando hay un conflicto. La negociación debe ser nuestro método.

También es importante acompañar tanto en el éxito como en el error des de el refuerzo positivo. Socialmente, tenemos formas de hablar que debemos de revisar ya que, con las palabras también podemos hacer daño. Y mucho. Por ejemplo: “no te has esforzado suficiente, igual no vales para esto, esperaba más de ti…..” Son frases que emocionalmente hacen daño.

Podemos cambiarlas por: “si consideras que podrías haber sacado mejor nota, la próxima vez te pones un rato más, si quieres te puedo ayudar; no todos valemos para las mismas cosas, fíjate con que te sientes bien y se te da bien; lo más importante es que tu estes satisfecho de ti mismo.”

Si quieres conocer más sobre los cambios que se dan en la adolescencia y como aprender a gestionarlos de forma diferente, quizá te pueda interesar el taller “ya es adolescente” que ofrecemos.

Lo más importante, pero, es la coherencia en los hechos y las palabras del adulto, el encarnar la práctica. No podemos pedir a otro que haga lo que nosotros no hacemos.

Anna Fons

Profesora Mindfulness – Licenciada en Ciéncias biológicas – Master en Intervenciones Psicoterapéuticas basades en Mindfulness

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