Contemplaciones 2.0
Nada que hacer. Nigún lugar a donde ir. Simplemente ser - Con Carles Ruiz-Feltrer.

Sin salir de tu propia casa,

puedes conocer el mundo.

Sin mirar por la ventana,

puedes conocer el Tao del Cielo.

Cuanto más lejos vayas,

menor será tu saber.

Por eso el sabio conoce sin viajar,

Distingue sin mirar, realiza su obra sin actuar.

Tao Te Ching

 

Un buen amigo me recomendó hace unos días un artículo publicado en 2016 por Josh Cohen, en The Economist, sobre el síndrome del agotamiento o burnout. El artículo se titula “La salida del agotamiento». Un psicoanalista explica por qué para las personas que se sienten “quemadas”, simplemente tratar de relajarse no siempre funciona”. El título es de por sí sugerente así que me lancé a su lectura.

A partir de un caso clínico real, Josh Cohen describe como el sólo hecho de no suspender la actividad profesional no implica necesariamente que se despliegue una experiencia de descanso reparador del agotamiento acumulado. Al contrario, a menudo sustituimos nuestro recipiente cuerpo-mente por un sinfín de contenidos mentales y actividades en una búsqueda desenfrenada de eso que el psicólogo y maestro de meditación David Loy llama proyectos de carencia que “son actividades que demandan toda nuestra atención y nuestro tiempo de forma continuada, procesos que nunca tienen fin ni límite, y que nos secuestran del presente, para mitigar la terrible sensación de insatisfacción que nos embarga”. Simplemente trasladamos las carencias del plano profesional al personal.

A partir del caso que nos describe el artículo, podemos decir que tendemos a llenar nuestra agenda extra-laboral, aparentemente dedicada al ocio, con actividades:

  • Socioculturales (muesos, conciertos, teatros),
  • Promoviendo las relaciones sociales (encuentros y comidas con familia, con amigos), o
  • De desarrollo personal (gimnasio, aprender un idioma, hobbies).

Y aquí aparece una gran paradoja: ¿Cómo estar sin hacer nada? Ese aparente descanso al que llamamos tiempo libre es engañoso, no deja de ser una actividad más.

Como dice el autor del artículo, “El burnout implica la pérdida de la capacidad de relajarse, de “simplemente no hacer nada”. Impide que un individuo abrace los placeres ordinarios (dormir, largos baños, pasear, largos almuerzos, conversaciones serpenteantes) que inducen a la calma y la satisfacción. Puede ser contraproducente recomendar actividades relajantes a alguien que se queja de que lo único que no puede hacer es relajarse”. En este punto enumera una serie de recomendaciones entre las que se encuentran las prácticas contemplativas, como la meditación. Me permito añadir que los programas de reducción del estrés y la ansiedad basados en Mindfulness están especialmente indicados para mejorar la capacidad de parar, observar antes de actuar y desplegar conductas más enfocadas al bienestar físico y emocional. 

Es aquí donde me resultó inevitable recordar al filósofo alemán de origen coreano Byung-Chul Han y su “Vida Contemplativa. Elogio de la inactividad”. Un ensayo dónde ya en sus primeras páginas desenmascara el verdadero contenido de ese tiempo libre/ocio, aparentemente opuesto al tiempo de trabajo, pero que sólo adquiere un sentido pasivo como contrapuesto a la actividad productiva. Y, por otro lado, impregnados de esa inercia productiva empezamos a llenar de más actividad como la que veíamos más arriba en la agenda de descanso del paciente protagonista del artículo.

 

El filósofo nos recuerda que ese tiempo ha de dejado de ser libre y está desprovisto de la pócima sanadora de esa inactividad que “es una forma de esplendor de la existencia humana … Ya no conocemos aquel reposo sagrado y festivo que reúne intensidad vital y contemplación … hemos olvidado  que la inactividad, que no produce nada, constituye una forma intensa y esplendorosa de la vida… El callar le da profundidad al habla. Sin silencio no hay música”.

En este tiempo estival, lleno de tiempo vacacional, es importante recordar estos puntos. No es necesario caer en el agotamiento para aprender a disfrutar del dolce far niente. La práctica formal e informal de la meditación nos ayuda a disfrutar de una verdadera inactividad reparadora. Siguiendo el ceremonial de la inactividad que propone el título de esta entrada, nada que hacer, ningún lugar a donde ir, simplemente ser.

Carles Ruiz-Feltrer

Contemplaciones 2.0

Carles Ruiz-Feltrer

Profesor Mindfulness – Certificado Programa MBSR por IMTA. Coach directivo. Autor del libro "Mindfulness práctico" de Ed. Oberon

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