Érase una vez una niña que nació en el seno de una familia podríamos decir que feliz. Sin mucho y sin poco. Esta niña al nacer lloraba, reía, hacia ruiditos, dormía, comía… Trataba de imitar todo aquello cuanto veía. A veces notaba en las personas de alrededor calidez, a veces no notaba nada a su alrededor. La niña se iba haciendo mayor. Ella notaba que cuando reía todo iba bien. También notaba que si lloraba le decían que no lo hiciera, que no pasaba nada, que, poco a poco, se le pasaría. Cuando tenia rabia le decían no hagas esto. No pegues, no grites, no te enfades, no hay para tanto… Cuando tenia miedo a veces la arropaban y a veces, no.

Esta niña sentía como su pecho se iba llenando de presión. De todos los comportamientos que iba frenando, que iba inhibiendo con el no pasa nada, ya se te pasará…

La niña crecía. Llegó a la adolescencia y la sensación de no entender que le pasaba y notar el pecho cada vez más lleno crecía. Nadie le explicaba que era esto que tenia en el pecho. Iba al instituto y aprendía un montón de cosas. Pero nadie le hablaba de esas sensaciones que tenia en su cuerpo. Cuando las exteriorizaba la mayoría de las veces, la regañaban. Seguía con el no llores, no grites, no peques, no des golpes… Ella pensaba: “¿y que hago con estos que tengo en el pecho? Necesito sacarlo y la única forma que me sale son las que no puedo hacer. ¿Será que yo soy la única que las tiene?“.

Pasaron los años y esta niña terminó sus estudios y encontró un trabajo. Un trabajo que le encantaba. Ella se volcaba con toda el alma. Le dedicaba muchísimas horas. Tenía mucho trabajo. No podía terminarlo nunca. Así que muchas veces le dedicaba incluso los fines de semana y festivos. Eran tantas horas que solo pensaba en el trabajo. Empezó a no dormir bien. Se levantaba pensando en cosas que debía de solucionar lo antes posible. Como tenia poco tiempo empezó también a comer cosas rápidas de hacer. Cuando cocinaba tenia la sensación de que perdía el tiempo y no podía ser. No tenia tiempo que perder. Cada vez quedaba menos con amigos y amigas para charlar. Cada vez se encerraba más en el trabajo.

Un día, estaba con su familia y, sin saber por qué, empezó a gritar a sus hijas y a su pareja. Tenia la sensación de que no podía parar. Ella pensaba: ¿qué haces?, ¿porqué no paras?” Pero no podía. Su pecho estaba tan lleno que ya no podía caber nada más y salía de forma descontrolada. Sin ninguna razón aparente.

De pronto se acordó de esa niña pequeña que se preguntaba que hacer con lo que tenia en el pecho. ¿Quién lo sabe? ¿Qué podemos hacer? ¿Alguien puede ayudarme? ¿Sigue pasándome solo a mi esto?

La sensación de estrés no aparece de un día a otro. La botella del alma se va llenando y vaciando. En el momento en que se llena más que se vacía es cuando notamos la sensación de no poder con la situación que tenemos. Una sensación de desregulación y descontrol que se sintomatiza con mal humor, irritabilidad, insomnio, comer mal y rápido, presión en el pecho. Son momentos en que dejamos de hacer los comportamientos que nos ayudan a vaciar la botella como estar con la gente que queremos, cocinarnos comida buena, tener momentos de descanso que nos nutran, hacer deporte, etc.

El estrés es bueno ya que nos mueve. Pero hay que regularlo con momentos de calma. Si estamos permanentemente en estrés, estamos permanentemente en alerta. Eso hace que nuestro nivel de alerta cada vez suba más y terminemos por explotar sin control, con ansiedad.

Te invito a que reflexiones unos minutos sobre cómo está tu botella. Tu pecho. Si la sientes demasiado llena y no sabes por donde empezar llámanos. Hay herramientas que te podemos enseñar para que puedas trabajar el poder de la regulación del estrés.

El Programa MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction) tiene años de evidencia científica detrás. Está demostrado que puede ayudarte a conocer mejor las sensaciones que tienes en tu cuerpo, que emociones hay en ellas, que pensamientos tienes y como, poco a poco, salir de la rumiación. Practicando estar en el momento presente. Te enseñaremos también como llevar la práctica del mindfulness a tu día a día. ¡Anímate a realizar este cambio! Anímate a aprender más sobre ti mismx.

Anna Fons

Profesora Mindfulness – Licenciada en Ciéncias biológicas – Master en Intervenciones Psicoterapéuticas basades en Mindfulness

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