“No nos afecta la realidad en sí, sino la percepción que de ella tenemos” Epicteto

Cuando sientes que todo se escapa a tu control porque te sobrepasa el trabajo y las obligaciones personales o cuando te sientes sobrecargado, quemado o cansado de hacer malabares en tu día a día para intentar cumplir con las expectativas, puede que estés pasando por una etapa de mucho estrés o estés sufriendo de ansiedad.

Si quieres saber en qué se diferencia el estrés de la ansiedad, y cómo tú puedes reducirlos para retomar el control, te invito a que sigas leyendo.

Lo primero que tú necesitas es saber y entender es qué es el estrés y cuál es su función, así que vamos a asentar las bases. Cualquier acontecimiento externo a ti mismo o cualquier pensamiento interno es un estímulo nuevo para tu mente. La función de la mente es evaluar este estímulo para categorizarlo como amenaza de tu equilibrio o como algo que no puede hacerte ningún daño. Todo evento o pensamiento se convierte en amenaza si tu mente lo interpreta así, incluso aunque no lo sea realmente. La verdad es que una misma situación se puede interpretar de muchas formas diferentes. Donde unos ven peligro cuando escuchan un ruido por la noche en casa, otros mantienen la calma porque interpretan que la corriente ha golpeado la puerta.

Una vez que se identifica la amenaza, empieza una segunda fase en la que tu mente necesita evaluar si tienes los recursos, habilidades y medios necesarios para superar esa situación o ese pensamiento amenazante. Si interpreta que la situación o pensamiento sobrepasa tu capacidad para superarla, entonces es cuando sientes que algo se te va de las manos y te puedes enfadar o puede que te entre miedo. Y es precisamente ese miedo lo que desencadena tu estrés. Y cuando tu mente se estresa, hay una reacción física en tu cuerpo y puedes sentir que la respiración te cambia, que empiezas a sudar o que tienes presión en el pecho, entre otros síntomas.

Ten en cuenta que sin estrés no podríamos funcionar en la vida. Cuando te apremia el plazo de entrega o cuando tienes que hacer algo para tu familia, es el estrés lo que te moviliza y te lleva a la acción siempre que tú creas que eres capaz de cumplir con esas exigencias. Pero cuando crees que no eres capaz de cumplir, ese estrés ya no trabaja a tu favor, sino en tu contra y empiezas a sentirte sobrepasado. De hecho, si el desequilibrio ente las exigencias y tus capacidades para cumplir con ellas se repite una y otra vez sin que te regules y recuperes el equilibrio, entonces se entra en un ciclo de miedo crónico, que se puede transformar en ansiedad o incluso en ataques de pánico. La ansiedad tiene unos síntomas físicos parecidos al estrés que se presentan con mayor intensidad, mayor frecuencia y son más prolongados en el tiempo.

Y ahora que ya sabes cómo y para qué se produce el estrés y cómo se llega a sentir ansiedad, te invito a que te hagas estas 3 preguntas clave para saber si estás estresado o tienes ansiedad:

  1. ¿Sabes qué es lo que te hace perder el control o por el contrario es algo difuso y difícil de definir? Cuando estás bajo estrés, se suele tener claro qué lo causa. Puede que sea porque “tengo que entregar este documento y no me va a dar tiempo” o porque “tengo que atender a mis padres y a la vez a mis hijos y siento que no llego”. En cambio, cuando estás ansioso, es más difícil definir cuál es el origen porque pueden ser muchas cosas a la vez a las que no sabes ponerle nombre.
  2. ¿Hay algo externo que te saca de tu centro o por el contrario estás alimentando pensamientos negativos acerca de la situación? El estrés normalmente está causado por un factor externo concreto, y cuando éste desaparece, el estrés se va. En cambio, la ansiedad normalmente la causan los pensamientos propios. Por ejemplo, si tienes que hacer un examen, la forma sana de reaccionar es sintiendo algo de estrés que hace que te pongas a estudiar para tener buenos resultados, pero el estrés empezará a jugarte una mala pasada si empiezas a dudar de tu capacidad para superar esa situación y si además le añades algo más de intensidad negativa a tus pensamientos y te dices que no vas a conseguirlo nunca en tu vida, empezarás a sentir ansiedad.
  3. ¿Te estresas por algo que está pasando en el momento presente o en cambio barajas distintos escenarios futuros, a cada cual peor, en los que tienes muy poco control? Cuando estás estresado, sueles centrarlo en algo que está ocurriendo ahora pero, en cambio, cuando sufres de ansiedad:
    • sientes que has perdido el control de forma permanente y te dices “nunca lo voy a superar”
    • piensas que hay algo perverso que está pasando porque te dices que “esto está mal y no debería ser así”
    • te lo tomas de forma personal y piensas “estas cosas sólo me pasan a mí”

Es importante que conozcas estas diferencias para que tú puedas retomar el control de tu vida, te sientas mejor y disfrutes de tu día a día. Tanto si estás estresado como si tienes ansiedad es necesario que tomes las riendas y hagas frente a la situación lo antes posible. Hay muchas formas de conseguirlo, y un entrenamiento basado en Mindfulness puede apoyarte a la hora de reducir del estrés y la ansiedad para que tú transformes al estrés en tu aliado y evites que el estrés se convierta en ansiedad.

Y si ya te encuentras atrapado por la ansiedad te recomiendo, por experiencia propia, que busques rápidamente un apoyo, porque hay una forma mejor de vivir para ti y sólo tú puedes hacer que cambie tu situación buscando las herramientas adecuadas. Recuerda que cada día es una oportunidad de comenzar de nuevo.

Blanca Alagón es coach Co-Active y experta en la gestión del estrés con Mindfulness. Descubre más en www.blancaalagon.com

 

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